Viajar Sola Por Brasil: Una Guía Y Muchos Consejos

¿Qué es lo que llega a tu mente cuando piensas en Brasil? Para mí es playas tropicales, sonrisas enormes, mucha samba, colores, fiesta y naturaleza. Cada una de estas cosas son las que hacen de este un tremendo destino de viaje apto para toda clase de viajeros. Sí, incluso las mujeres que viajan solas, pues viajar sola por Brasil es perfectamente posible y, hasta diría, recomendado. 

Lamentablemente no es posible negar que además de todas esas lindas imágenes de Brasil que primeramente describí, también hay que poner las de un país donde abunda la pobreza y la inseguridad. Me encantaría decir que este prejuicio que lo rodea no es cierto pero la verdad es que después de haber pasado 4 meses mochileando por la zona central y nordeste – Desde el estado de Río de Janeiro hasta Bahía – puedo decir que, efectivamente, Brasil es un lugar donde la inseguridad es pan de cada día. 

Sin embargo, no quiero hacer que estas líneas se enfoquen en eso sino en el hecho de que 1) Tampoco es tan horrible como lo pintan los medios y 2) Es posible, a pesar de todo, mochilear y viajar sola en Brasil sin sufrir en el intento, siempre y cuando tomes algunas precauciones. A continuación, te explico qué cosas a tener en cuenta cuando decidas viajar sola a Brasil.

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Un atasco en la ruta por Chapada Diamantina – Bahía

La temporada a elegir

Aunque cueste creerlo en Brasil también hay estaciones, por lo que las temperaturas a través del año y en las diferentes regiones cambian. Al ser un país tan grande te encuentras con diferencias climáticas importantes, por lo que al momento de planificar tu viaje es importante tomar en cuenta a dónde quieres ir y en qué temporada. 

Al elegir viajar en invierno, o sea temporada baja, me topé con muy buenos precios y menos turistas pero también con temperaturas más bajas de lo que quizás esperaba al principio. Dado que yo lo que quería era playa y clima tropical, tuve que desistir de mi idea original de visitar Florianópolis, Camboriú o incluso Ubatuba para centrarme solo en los estados de Río de Janeiro, Espírito Santo y Bahía, que quedan más al norte y por tanto son más calurosos para esta época.

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Vilha Velha – Espirito Santo

Si bien suena más rico el verano y el Carnaval, personalmente no sentí que me perdiera de nada al viajar en invierno: Aunque haya menos turistas a los brasileños les sigue gustando la fiesta, así que cada una de las zonas que visité, incluso los pueblos más pequeños, contaban igualmente con montones de actividades, música y celebración. Ni siquiera me hizo falta el Carnaval puesto que lo pude vivir también a fines de septiembre en Lapa, Río de Janeiro, donde el último fin de semana del mes la gente sale a desfilar por la zona en una versión más local y low-key, pero igualmente entretenida.

Los lugares

Personalmente prefiero los pueblos pequeños antes que las grandes ciudades. No solo son más seguros, tranquilos, baratos y naturalmente abundantes sino que me da la impresión que en ellos se hace mucho más fácil el interactuar con los locales, conocer la real cultura y cómo vive la mayoría de la gente. 

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Itaúnas – Espirito Santo

De entre los visitados en la ruta, destacan gratamente Paraty y Sana en el estado de Río de Janeiro, Itaúnas en Espírito Santo y Caraíva, Itacaré y Valhe do Capao en Bahía. Aún así admito que Río de Janeiro es espectacular, una ciudad que vale la pena conocer y recorrer puesto que tiene de todo, desde una naturaleza impresionante y accesible hasta por metro, a una vida cultural tremenda. 

Sean cuales sean tus preferencias, Brasil tiene algo para todos los gustos. 

La seguridad

Como dije al principio del post, Brasil puede ser algo inseguro en general, pero como te podrás imaginar son las grandes ciudades por donde se hace más peligroso el andar y donde por tanto deberás tener las mayores precauciones. 

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Caraíva – Bahía

Cuida por ejemplo los horarios en los cuales paseas, aquí anochece temprano – desde las 18hrs en invierno – por lo que ten cuidado de dónde te agarra la noche. Pide orientación a algún local sobre las zonas en las que está bueno o no transitar, además de otros consejos de seguridad, ellos siempre te darán los mejores tips. 

No andes llamando la atención más de la cuenta, evita los típicos bolsos grandes y la pinta de turista desubicado, intentando mezclarte lo más posible entre la multitud. Ten cuidado con exhibir los objetos de valor, sobre todo si te encuentras en una ciudad grande, donde además deberás de tener precaución con el tipo de transporte que tomas: Si bien el transporte público en Río de Janeiro o Salvador es relativamente seguro, cuando andes sola de noche procura mejor tomar un Uber en vez de un taxi, no solo es más barato sino también más seguro. 

En caso de que te asalten, recuerda siempre que tu vida vale más así que no te resistas, entrega lo que lleves encima y cuando te hayan dejado tranquila busca ayuda. 

Los locales

Mi impresión al final de este viaje es que los brasileños en general son sumamente simpáticos, extrovertidos y hospitalarios. Al viajar sola por Brasil te encuentras que la mayoría busca ayudarte y protegerte, sin embargo, te recomiendo también andar con un grado de alerta cuando interactúas con ellos, en especial los hombres. 

Así como en todos lados el machismo abunda, especialmente en los lugares más pobres, como por ejemplo Bahía. Al ser una de las zonas más vulnerables en términos sociales y económicos, la historia ha hecho que Bahía fuese por mucho tiempo un lugar donde el turismo sexual abundara, por lo que una vez aquí me encontré teniendo que explicar no una, sino varias veces, que si estaba viajando a dedo era solamente para ahorrar dinero y aprovechar de conversar con los locales en otro contexto, no porque fuera prostituta. 

Me parece también importante incluir aquí que los brasileños pueden ser muy coquetos y directos, por lo que no te asombres si te empiezan a abordar en la calle y aunque la mayoría de las veces no lo hacen con mayor intención que conocerte, nunca está de más tomar precauciones extra, especialmente cuando has elegido viajar sola. 

Confía siempre en tu intuición, tómate las cosas con calma con respecto a quienes recién vas conociendo y recuerda que ante la duda, va a ser siempre mejor decir que no. 

Aún así, de lo que más me gustó de los brasileños fue precisamente lo sin rodeos que pueden ser, y si bien eso provoca que de vez en cuando te lleguen propuestas que quizás te parezcan demasiado, también significa que cuando dices que no de frente, tiende a ser suficiente. 

Guillaume, una de las personas más especiales que conocí en el viaje, me invitó a su casa en el bosque para probar una comida Hare Krishna. Sola y con un poco de nervios decidí ir, para terminar viviendo una de las experiencias más lindas de mi vida como viajera hasta ahora. 

Los distintos medios de transporte

Al viajar sola por Brasil tienes varias opciones para trasladarte y todo dependerá de tu presupuesto y tus ganas de aventurar. Pienso que de las cosas más caras que hay en Brasil son los traslados, tanto en avión como en autobús, mas ambas opciones son bastante seguras. 

En el caso de los autobuses encontrarás poca información por internet y la que está, está en portugués, así que lo mejor será acercarte directamente a los terminales y consultar por horarios y tarifas antes de comprar. 

Otra opción si no quieres gastar tanto y que además te permitirá practicar tu portugués, es la de BlaBlaCar. Este servicio de auto compartido es bastante popular en el país, solo necesitas bajarte la aplicación oficial y crearte un perfil para empezar a buscar “caronas”, que es como le dicen a los aventones o colas acá. 

Nunca están de más las precauciones, como mirar bien los perfiles de los conductores y de los acompañantes en el viaje, pero en general utilizándolo me sentí bastante segura, además de ahorrarme más de la mitad de lo que me habrían costado varios pasajes en bus. 

La ventana de Guillaume en Sana – Río de Janeiro

Si te sientes cómoda con el portugués y eres un poco más aventurera, puedes atreverte a viajar a dedo, sin embargo, te advierto que las distancias de lugar a lugar son largas, las carreteras no siempre están en buen estado y el calor y la falta de cultura de autoestop en general pueden hacer que el viaje sea un poco pesado en comparación con otros países. 

Para viajar a dedo en Brasil aplican las mismas precauciones que para viajar sola en autostop en cualquier lado: Sé precavida y mantente alerta, confía en tu instinto y ante el menor símbolo de incomodidad recuerda que siempre puedes inventar una excusa para bajarte del auto. Así mismo, usa ropa adecuada: Que se note que estás mochileando y que no tienes ningún interés en nada más que eso. Como conté antes, en ciertas zonas ocurre que las prostitutas hacen dedo para conseguir trabajo, lo que te puede colocar en una situación vulnerable. 

Si bien hice dedo en la ruta entre el norte de Río de Janeiro hacia Bahía y no me pasó mayor cosa, la verdad es que también requirió de bastante confianza y ganas de aventura. Lamentablemente Brasil sigue siendo un país muy tradicional – por no decir machista – en el que una mujer sola es mucho más vulnerable a preguntas y proposiciones incómodas, así que ten cuidado. Personalmente al llegar a Bahía empecé a sentir las mayores incomodidades en la ruta con respecto al trato que me dieron los hombres que me llevaron, así que decidí dejar de viajar de esta forma. 

Aunque hacer dedo es una excelente manera de asomarte a la real cultura de un lugar y la mayoría de las personas que conocí en la ruta fueron muy amables e interesantes, eventualmente me aburrí de estar en tal nivel de alerta, evadiendo preguntas y conversaciones incómodas que si bien en muchos de los casos no eran malintencionadas, no dejaban de recordarme que el machismo acá está bien latente, por lo que una mujer viajando sola y a dedo es sujeto de cualquier clase de juicios y curiosidades. 

Vilha Velha – Espirito Santo

Después de cuatro meses recorriendo Brasil puedo decir que ha sido este uno de mis viajes preferidos. Los brasileros son, en general, personas maravillosas, muy espirituales, sonrientes, cálidas y optimistas, lo cual para mí fue un verdadero regalo y un gustazo. La comida es divina, la cultura impresionantemente rica y los lugares una delicia. 

Sí, viajar sola por Brasil requiere un poco más de seguridad en ti misma que otros destinos, es necesario adaptarse y tener en cuenta tanto la cultura como el idioma y andar bien consciente de que acá las cosas funcionan a su manera, pero aún así lo considero una experiencia inolvidable. 

Gracias a estar sin compañía pude conocer al país y sus habitantes de una manera en la que estoy segura no lo habría hecho si viajara constantemente acompañada, pudiendo indagar con más profundidad en todo lo que hace a este lugar especial. Así que no te dejes intimidar y atrévete a experimentarlo por ti misma. Ten en cuenta estos tips, cuídate y mantente alerta, pero ten paciencia, que el tiempo te demostrará lo mucho que este lugar vale la pena.

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