“Quiero viajar sola”: El paso a paso para empezar

Hace más o menos unos cinco años que empecé a viajar sola. Fue un proceso gradual, el paso a seguir en una escalera de pequeñas conquistas hacia la meta de aprender a confiar en mí misma y mis posibilidades. Empecé de a poquito, con viajes por el día, aumentando la distancia, el tiempo y la “dificultad” a medida que iba ganando confianza, venciendo miedos, hasta llegar al reto máximo (hasta ahora) de recorrer más de mil kilómetros a dedo y sin compañía.

En el camino me he topado con muchas y muchos que al escuchar mis historias me tratan como si fuera una especie de súper héroe. “Que valiente”, dicen, “yo no podría”, agregan. Ante lo cual me invaden las ganas de sacudirles y gritarles que ellos también podrían hacerlo si se lo propusieran, que no soy ninguna gran pionera sino una mujer común y corriente y que viajar sola no es ni de lejos tan peligroso como nos hacen creer, cosa de la que se darían cuenta si es que se atrevieran.

Pero entonces reflexiono un poco más, dejo de juzgar y comprendo perfectamente por qué piensan así. Una vez yo también lo hice.

DSC_3000

Si nos vamos a los datos duros sí, ciertamente existe gente mala en este mundo, pero también es cierto que la sociedad moderna es hostil y desconfiada. Nos gusta asumir lo peor pensando que de esa forma estamos más preparados para enfrentarlo. Miramos las noticias, que casi siempre son malas, y nos creemos el cuento porque lo que vende es eso (lo sabré yo que soy periodista). Seguramente nadie compraría un periódico cuya primera plana solo pusiera titulares del tipo “Joven dona riñón a abuela que lo necesita” o “Camionero y mochilera se hacen amigos y se acompañan en viaje”, pero la verdad es que ese tipo de cosas pasan todos los días en todo el mundo y precisamente por ello no son noticia.

Ahora, en el caso específico de las mujeres, también es real que es más peligroso el mundo para nosotras. Como feminista que soy no tendría sentido decir lo contrario. Sin embargo, también como feminista pienso que está en nosotras la responsabilidad de cambiar esto, de tomar el poder en nuestras manos y trabajar por acabar con esos miedos, dentro de nosotras y en las demás. Porque la única manera de hacer de este mundo un lugar más seguro es saliendo allá afuera y demostrando que ya basta, que como seres humanos que somos tenemos el mismo derecho a hacer de nuestras vidas lo que queramos así como lo han hecho los hombres.

A ellos no les da miedo viajar solos porque es normal que lo hagan. Y sí, de vez en cuando a uno lo asaltarán, lo golpearán o peor, pero aún así siguen saliendo allá afuera. No se preocupan por lo que les pueda pasar dado que nadie les ha dicho jamás que tienen que hacerlo. Con nosotras la historia es distinta, pero quizás podríamos aprender de ello.

Este post va dedicado a las amigas, a las conocidas y a todas las que andan allá afuera pensando en que les encantaría viajar solas pero no se atreven. A ustedes les digo que las entiendo, que las apoyo y las felicito, porque querer es el primer paso para lograrlo y a continuación les dejo unos tips para que el camino a seguir se les haga, ojalá, un poco más sencillo:

DSC_0038

 1. Acostúmbrate a estar sola:

Empieza por lo bajito. Si hasta ahora nunca has estado sola este es el paso más importante. Aprende a apreciar tu compañía y a confiar en que no necesitas de nadie más que ti misma para protegerte, para cuidarte, divertirte y acompañarte.

Practica algún deporte, inscríbete en un curso de idiomas, de baile o de lo que sea sin que te acompañe nadie conocido. Plantéate nuevos retos que solo tú puedas resolver, sin la ayuda de nadie más. Sal a tomarte un café y no le avises a nadie a dónde fuiste. Medita. Conversa contigo misma. Escucha a tu cuerpo, tus emociones y pensamientos. ¿Qué dicen? Confiar en ti misma es un proceso largo que requiere de tiempo y sobre todo de compasión contigo misma y con los demás. No te juzgues. Quiérete y trátate como tratarías a tu mejor amiga, después de todo es eso quien eres para ti misma: Tu mejor y más fiel amiga.

Viajar sola fue para mí el resultado de un proceso muy largo de aprender a confiar en mí misma, no cosa de un día para el otro. No me lancé a mochilear sola por meses de una, sino que fui de a poquito con todo esto que te acabo de nombrar, hasta el día en el que llegué a un terminal de buses y compré un pasaje ida y vuelta a un destino cercano, paseé por un pueblito en el que no había estado nunca, me eché en la playa a leer, me comí algo rico en un restaurant, caminé hasta donde me sentí segura de llegar y al final de ese mismo día volví a mi casa contenta de haber conocido un lugar nuevo, de haber hecho lo que yo quise cuando lo quise y comprobar que no me pasó nada malo por estar sola.

Ese tipo de viajes cortos los hice varias veces más hasta que un día quise irme por más tiempo, aprovechar un fin de semana largo y una súper promo de pasajes aéreos y escaparme de la ciudad, pero resultó que nadie podía o quería acompañarme. La decisión la tomé en menos de 10 minutos porque sabía que si esperaba más iba a perder la oferta así que di click, metí mis datos y compré mi pasaje: 4 días, ida y vuelta a la ciudad de Valdivia.

Al final no conseguí acompañante así que sin querer queriendo me fui sola. Reservé una habitación compartida en un hostal y en cuatro días conocí la que sigue siendo una de mis ciudades favoritas, hice amigos nuevos con quienes aún mantengo contacto, recorrí lo más que pude, la mayoría de las veces sin compañía, me curé un corazón roto y, sentada frente al río Calle Calle, empecé a soñar con la idea de tomarme un verano entero para recorrer y llegar lo más al sur del mundo que pudiese.

Tres años después me senté frente a ese mismo río y me agradecí a mí misma por hacer ese sueño realidad. Por haber decidido, de a poquito y despacito, recorrer el camino hacia la vida que siempre había querido vivir.

DSC_3567 (1024x576)

2. Acostúmbrate a hablar con extraños:

Creo que lo peor que nos pudieron haber enseñado de pequeños es no hablar con extraños. Sí, quizás cuando teníamos cinco años esto tenía sentido, pero una vez que llegamos a la adultez resulta siendo una ridiculez. Si no hablamos con extraños ¿Cómo hacemos amigos? ¿Cómo descubrimos otras perspectivas? ¿Cómo vencemos el miedo al mundo?.

Una de las mejores cosas que puedes hacer para dejar atrás esa desconfianza en los demás es conociéndolos. Habla con la señora que se te sienta al lado en la micro, saluda a tus vecinos y pregúntales sus nombres, qué hacen, cómo estuvo su día. Conversa con el señor que atiende el kiosko donde compras el pan por las mañanas o el chico que te vende el café. De a poco te darás cuenta que ninguno de ellos quiere hacerte mal sino que son personas comunes y corrientes, con sus propios deseos, sus propios pensamientos, sus propios temores y sus propias vidas que nada tienen que ver contigo. De pronto alguno de ellos se convierte en tu amigo, encuentran puntos en común y resulta que tienen mucho de qué hablar y compartir.

Si hay algo lindo que he aprendido al viajar sola y hablar con extraños es que es mucha más la gente buena que la mala allá afuera y si nos tomáramos el tiempo de conocernos, de escucharnos y de compartir los unos con los otros esto sería mucho más fácil de entender.

000015

 

 3. Haz lo que te haga sentir segura:

Sí, el mundo es más inseguro para nosotras, sin embargo, esa no es excusa para vivir con miedo sino para estar preparada a lo que venga.

Me gusta pensar en este tipo de cosas como un juego de probabilidades: Es posible que me pase algo malo, sea al viajar sola o en la comodidad del lugar donde vivo, así que tratemos de reducir las probabilidades de ello así como reducimos las probabilidades de que se nos incendie la casa dejando cerrado el gas al salir o asegurándonos que la cocina quede bien apagada.

Si me voy de camping sola, o incluso acompañada, procuro llevar conmigo todo lo necesario (cocinilla, gas, kit de primeros auxilios…). Cuando salgo a hacer un trekking le aviso a alguien donde estaré y a qué hora pretendo llegar, reviso el pronóstico del tiempo, llevo suficiente agua y snacks y me pongo la ropa adecuada.

Cuando hago dedo sola o salgo a caminar de noche me gusta llevar una navaja en la cartera. Afortunadamente nunca he tenido que usarla para nada más que picar queso o abrir latas, pero el sólo hecho de saber que está ahí me hace sentir un poco más protegida en caso de que tenga la mala suerte de cruzarme con una persona o situación indeseable. Quizás a ti te haga sentir más segura el tomar clases de defensa personal o cargar contigo un spray pimienta, ya verás.

Al final, se trata mucho de aprender a confiar en tu instinto y en tu sentido común. Si no te sientes segura saliendo de fiesta con ese chico que acabas de conocer en el hostal invéntate una excusa y evítalo, si te da miedo salir a caminar de noche toma un taxi o pídele a alguien que te acompañe. Mantenerse atenta a una misma y a las señales a tu alrededor no es simplemente una técnica para disfrutar más el momento presente sino también para protegerte y si algo te hace sentir incómoda, préstale atención y actúa acorde. Una cosa es actuar a pesar del miedo, lo que está súper bien si es que quieres practicar un deporte extremo o viajar sola y otra muy distinta es ser imprudente.

DSC_2566

 

4. Ve a tu propio ritmo: 

Dejar de vivir con miedo y empezar a viajar sola es, nada más y nada menos que una decisión. Un propósito. Y como todos los propósitos es necesario trabajar por ellos. La única manera de entender que el mundo no es ese lugar terrorífico en el que todos quieren dañarte es saliendo ahí fuera y enfrentándolo pero sin apuros, todo a tu ritmo.

No hagas nada que no estés realmente preparada para hacer, tómate las cosas con calma, sé consciente y sobre todo, no compares tu proceso con el de otros porque no sabes qué hicieron ellos antes para llegar hasta donde están hoy. Esta es una lección que te va a servir para cualquier cosa que intentes hacer en la vida, no solo viajar sola.

DSC_0049

5. Confía: 

Me la paso hablando de la importancia de confiar en ti mismo y en los demás, parezco disco rayado ¡pero es que es tan importante! En especial cuando quieres viajar sola. 

Uno de los choques más grandes que he tenido con este tema fue cuando hace un par de años me fui a mochilear por el Caribe colombiano. Recién llegando a la Isla Barú noté que algunas personas pasaban y me saludaban. Después de cuatro años viviendo en Santiago, donde la gente ni siquiera da los buenos días cuando se monta en el ascensor y cualquier “Hola” califica como acoso callejero, estaba segura de que lo hacían por querer venderme algo.

Entonces, cuando un chico cargando artesanías de palma me saludó con tremenda sonrisa, casi sin mirarlo le dije “no gracias, no quiero nada”, a lo cual él me contestó “ah, eres chilena”. Esto fue suficiente para captar mi atención y responderle de una que no, no lo soy, solo llevo muchos años viviendo allá, ante lo cual el chico me respondió que ya se me había pegado no solo el acento sino las malas mañas de allá, puesto que distinguía bien a los chilenos porque “uno solo los saluda y ellos responden que no”.

Al final, este intercambio resultó en una conversación muy interesante, una que probablemente no habría tenido si hubiese actuado acorde a “las malas mañas”. Porque los chilenos (o mejor dicho los santiaguinos) podrán tener muchas cosas buenas, pero un defecto grande es el desconfiar de todo el que se le acerca, cosa que en el Caribe es todo lo contrario y sí, después de tanto tiempo ya yo lo había olvidado.

A partir de esa conversación empecé a reflexionar mucho al respecto de la confianza en los demás: Quizás por eso los caribeños son tan felices y es porque, ante todo y quizás más de la cuenta, confían.

¿Tienes algún otro consejo para agregar? ¿Cómo ha sido tu experiencia al viajar sola?

 

Un manual para que saques a la mochilera que llevas dentro, con todos los tips que necesitas para viajar sola o acompañada, a corto o largo plazo.

¡YA CASI!

VOY CONMIGO: EL MANUAL DE LA MOCHILERA LATINA YA ESTÁ POR SALIR. SUSCRÍBETE Y RECIBE UN ADELANTO EXCLUSIVO

ESCRIBE UN MENSAJE

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *