Cajón del Maipo y Embalse el Yeso: Lo que importa es la experiencia

Admito desde ya que soy escéptica respecto a los tours guiados, sin embargo, la cosa ha cambiado un poco ahora que me ha tocado trabajar con ellos y puedo entender por qué para algunos esta puede ser una buena opción, para mí incluso, terminó siéndolo el día en el que me invitaron de la agencia SnowTours a ser parte de uno de sus paseos al Cajón del Maipo y Embalse el Yeso.

Verán, llegar al Embalse el Yeso sin un auto no es tan sencillo ni tan cómodo. Existe siempre la opción de hacer dedo y es una que he usado en otras ocasiones para recorrer el Cajón del Maipo, pero aún así no es tan confiable dado que, al menos en la época de invierno, son pocos los autos particulares que pasan por esa ruta dispuestos a llevarte, así que de no haber tenido esta oportunidad probablemente habría seguido pasando mucho tiempo sin conocer este lugar tan lindo.

Como pueden ir viendo este post va patrocinado pero les aseguro que jamás usaría esta plataforma para recomendar algo que no lo mereciera, así que vamos y les cuento.

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El tour parte tempranito, a las 7:30am estamos saliendo vía al Embalse el Yeso, bien equipados con botas de nieve que nos prestaron en la propia agencia porque hace un frío que te mueres y para caminar por entre la nieve es menester tener unos buenos zapatos. Así que partimos en uno de esos feos días de invierno santiaguinos en los que la neblina – ¿O el smog? – lo dominan todo, pero ni bien hemos salido de la ciudad y empezamos a subir por la Cordillera cuando todo se va despejando, al punto de que al llegar a nuestra primera parada, el Túnel del Tinoco, el sol brilla alto en el cielo y parece que alguien hubiese activado el HD.

Denisse, nuestra guía, nos cuenta que el Túnel del Tinoco es un antiguo túnel usado por los mineros que trabajaban en la zona el siglo pasado y que aunque hoy se encuentra abandonado, es no solo un punto de atractivo turístico sino también un lugar para rendirle culto a la figura de Willy, un chico que hace varios años se suicidó dentro del Túnel y, según sus devotos, otorga protección y milagros a quienes le dejen una pequeña ofrenda en su altar.

Me llama mucho la atención el fenómeno de las “animitas” que he visto no solo en Chile sino también en otros países de Sudamérica, en el que prácticamente cualquiera tiene el potencial de convertirse en persona de culto, creándose altares informales para pagar promesas o pedir favores. En el caso de Willy, él era un gran fan del equipo de fútbol Universidad de Chile, por lo que su altar se encuentra lleno de camisetas, mementos y regalos con esta temática.

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Después del Túnel continuamos camino hacia el Embalse el Yeso y es aquí cuando tengo que hacer mención a lo que más me gustó de este recorrido: Claudio, el conductor de la van, conoce el camino como la palma de su mano y le emociona un montón mostrárselo a los demás, por lo que cada tanto vamos haciendo pequeñas paradas para absorber la belleza del Cajón del Maipo.

Es así como logramos ver la unión del río Maipo con el río el Yeso o esta increíble vista del valle que seguramente los que venían en otros tours ni siquiera tuvieron chance de apreciar. Y es que es eso lo que siempre me ha desanimado de los tours guiados: Al tener que ir con un recorrido específico siento que te saltas muchos otros tesoros a los que nadie se molestó en dar cabida en el itinerario, por lo que se agradece un montón el saber que vas de la mano de un verdadero guía que no solo conoce sino que aprecia la belleza del camino.

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Después de unas dos horas de recorrido llegamos por fin al Embalse el Yeso y hay que decir que las fotos no le hacen justicia. El Embalse el Yeso, si bien no es ningún fenómeno natural sino una represa hecha por el humano, está rodeado por un paisaje atrapante, que al estar cubierto en nieve lo vuelve aún más mágico. Lo único que tengo de queja fue la gran cantidad de turistas con los que nos encontramos al llegar pero son estos gajes del oficio, así que nada que hacerle excepto ignorarlos y encontrar algún rincón donde sentarse tranquilo a apreciar esas montañas magníficas.

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Estoy segura que la mayoría de los paquetes turísticos terminan ahí, con una copa de vino y una degustación de snacks en una mesa apretujada entre las de los otros montones de agencias que ofrecen exactamente lo mismo, sin embargo y volviendo al tema del guía que conoce y aprecia de verdad el lugar, el caso de SnowTours fue distinto: Nos montamos en la van y paseamos un rato más hasta llegar a una cascada semi escondida en el camino, un salto de agua de unos 30 metros de altura en un pequeño valle y es ahí donde Claudio y Denisse nos invitan a caminar un poco, absorber el silencio y ver por nosotros mismos lo maravillosa que es la Cordillera de los Andes.

 

Pienso entonces que los tours guiados no son el demonio, sino una opción un poco más cómoda de visitar un lugar y que el problema no es el tour en sí, sino los operadores a quienes se les olvida que para el pasajero este no es un negocio, sino una experiencia crucial de su viaje y que de ellos depende qué tan buena y provechosa sea.

Da gusto ver que aún existen agencias y guías que toman esos pequeños detalles en cuenta y me recuerdan por qué me gusta tanto esto del turismo hecho con amor, así que gracias SnowTours, Denisse y Claudio por la oportunidad y la dedicación.

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