Notas de Viaje: Adícora

Adícora nunca fue mi playa preferida. Creciendo en el Caribe una se malacostumbra y cualquier cosa menos que agua turquesa brillante es una playa no tan rica, así que Adícora no cumplía mis exigentes estándares, pero después de años fuera la cosa cambia y las lágrimas brotan cuando me asomo por fin a esta playa. 

Hoy, las algas no me molestan, la arena es perfecta y el agua también. Hoy, me baño en este mar, mi mar, y le cuento cuatro años de vivencias, cuatro años lejos de él.

En ese mismo momento pienso en todos lxs queridxs que se fueron y no volvieron. En todxs aquellxs que, como yo, una vez huyeron sólo para encontrarse con que por más que se busque, no se encuentra un mar más divino y acogedor que este. 

Entre las olas me sumerjo, juego con ellas como cuando era niña y miro hacia lo lejos.

El horizonte se abre y me acuerdo que el mundo es inmenso, y aunque estamos todxs regadxs buscando nuestro espacio, estoy segura que así como el mío, el corazón de unxs cuantxs se encuentra anclado a esta arena blanca, este sol tibio y esas aguas saladas.

Pues aunque nunca te merecimos y pocxs te apreciamxs lo suficiente mientras te tuvimos, la verdad es que tú, Venezuela, siempre fuiste imperfectamente perfecta. 

ESCRIBE UN MENSAJE

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *