Voy Conmigo: El Manual de la Mochilera Latina

Cuando decidí ser mochilera y viajar sola de esta manera, fueron muy pocas las mujeres que me conseguía en el camino haciendo lo mismo.

Si bien se nos ha ido quitando el miedo a viajar solas, el mochilear, al ser una manera menos tradicional y cómoda de viajar, queda relegado al espacio de los sueños imposibles, esas cosas que me atrevería a hacer si tan sólo fuese un poco más valiente. 

Lo cierto es que como tantas otras cosas en la vida, no es hasta que una lo empieza a practicar que descubre que la realidad es mucho más simple de lo que se pensaba. Aquello que se ve como algo solo para los más valientes, apenas requiere un poco de preparación extra. 

¿Pero de qué hablo cuando hablo de mochilear? 

Carretera Austral, Chile – 2017

Ser Mochilera Es:

Mochilear se trata de emprender un viaje donde el valor de la experiencia va por encima de las comodidades. Es cargar toda la curiosidad en la mochila y montársela encima;  llenar la botella de viaje con sed de aventura y beberse hasta el fondo ese reto personal de valértela por ti misma. 

Lo que diferencia al mochileo del turisteo cualquiera es que cuando sales a mochilar, el viaje no va perfectamente planeado en búsqueda del confort y el descanso máximo, sino en la experiencia. 

Mochilear, a diferencia de irse de turista, es una de las maneras más sustentables de viajar a largo plazo por el simple hecho de que lo vuelve todo mucho más posible, pero no sin un cierto grado de exigencia agregado. 

Cuando decidí salir a mochilear me di cuenta que, efectivamente, vivir viajando es posible incluso cuando se parte con el más mínimo de los presupuestos encima. 

Ocurre que desde el momento en el que armas la mochila toca dejar bien claras cuáles son las prioridades y entender que, por más que planifiques, la ruta siempre va a encontrar maneras de sorprenderte y enseñarte la importancia del “como va viniendo, vamos viendo”. 

Una mochilera sale a la ruta sin una fecha demasiado definida de vuelta, se toma semanas, meses y hasta años para cargar tremendo bulto encima, llevando todo lo necesario para sobrevivir y más. La mochilera no dispone de vehículo propio ni enormes presupuestos y encuentra placer en ir arreglándoselas por sí misma. 

En Chile, se le llama mochilerxs a quienes viajan a dedo, pero en mi opinión un mochilero o mochilera no se define tanto por el transporte que utilice sino por su renuencia a las maneras tradicionales de viajar. 

Así, la mochilera puede viajar haciendo autostop, en bus, avión, barco o tren. Puede comer solo pan con queso todos los días o guardar su presupuesto para buenas comidas. Puede trabajar en la ruta o andar con una tarjeta internacional bien cargada con todos sus ahorros, puede ser incluso una nómada digital, alguien que vende su arte o que para en ciertos lugares para trabajar, ahorrar y continuar moviéndose. Puede ser también todas las anteriores. 

La mochilera, simplemente, sale a la ruta con una tremenda sed de aventura, esperando que sea esta quien le guíe, abierta a todas las posibilidades que se vayan apareciendo en el camino. 

Mochilear es, para mí, una filosofía de viaje en la que lo más importante es rayar la superficie de lo que nos han dicho que significa viajar. 

La mochilera turistea, por supuesto, pero a su propia manera, bajo su propio filtro y a su propio tiempo. Disfruta de jugársela por sí misma, adaptarse a lo que venga y andar por el camino sin un plano establecido, abierta a las infinitas personas, lugares, posibilidades y experiencias que viajar de esta manera te permite conocer.  

Por qué esta guía es especial para las mujeres latinas:

Ya que hemos dejado eso en claro quiero explicar por qué esta guía no es para cualquiera, sino para las mochileras. Específicamente aquellas que se deciden a viajar solas.

Ser mujer presenta sus propios retos y es así para casi cualquier cosa que emprendas. La verdad es que tanto por designio biológico como social y cultural las mujeres no somos iguales a los hombres, que son hasta ahora quienes han dominado la narrativa en torno a viajes, mochileo y aventuras. Nuestras experiencias toman un matiz único y es por ello que esta guía va enfocada específicamente a ellas. 

Si bien estoy segura que habrán muchos consejos aquí que también pueden servir a los hombres que viajan solos, esta guía no es para ellos. Parte de lo que hace única la experiencia de ser mujer en este mundo es el preconcepto de que son muchas las cosas que no debemos o podemos hacer solas, una de ellas por supuesto, viajar y mochilear. 

Irse de mochileo requiere de una serie de condiciones que a nosotras, en especial las criadas en Latinoamérica, tradicionalmente no se nos ha enseñado muy bien. Me refiero a ser independiente y andar sin compañía, resolviendo situaciones por una misma, lejos de las redes de apoyo que pueden representar la pareja, la familia, los amigos o figuras de autoridad. 

Escribo para ustedes y para nosotras, puesto que mochilear ha resultado siendo de las experiencias más enriquecedoras, sobre todo al hacerlo sola. No se me ocurren muchas cosas más empoderadores que salir a la ruta sin compañía, abrazar la incertidumbre y descubrir toda la fuerza y posibilidades que llevas ocultas dentro de ti misma. 

Esta guía va hecha para todas aquellas a las que les dijeron que no podían, que era muy peligroso allá afuera, que necesitan de otros exclusivamente para estar seguras y protegidas. 

Va escrita para que tú también te lances a la aventura y no me refiero únicamente al mochileo, sino en cada cosa que quieras emprender en la vida. Porque aunque la sociedad te haya dicho lo contrario, la verdad es que el mundo también es nuestro y solo tenemos que salir a tomárnoslo. 

Si hace tiempo que sientes el llamado es porque, lo creas o no, estás lista para hacerle caso. Adelante, bienvenida, espero que estas líneas te sirvan de inspiración y apoyo para abrirte paso por tu propio camino. 

Solo porque te hayan dicho que el mundo es de cierta manera no significa que así lo sea.  Qué mejor oportunidad de descubrir la verdad por ti misma que dándole la vuelta, poniéndote a prueba en el intento. 

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